Piscinas naturales del río Pedras

Son unas hermosas pozas formadas por la fuerza del agua del río que durante muchos años hería la piedra con la belleza de sus pequeñas cascadas.

Estas 'piscinas' se encuentran en muchas zonas a lo largo del río Pedras, río por el cual transcurre una leyenda.

Leyenda del río Pedras

San Mauro llegó al lugar en una barca de piedra (que se identifica con una roca que hay al borde de las piscinas) perseguido por los moros, pero la providencia dispuso que según el santo iba remontando el río, así lo iba llenando de cantos rodados para obstaculizar el paso a sus perseguidores.

Encontramos en la zona de Aldeavella numerosos y antiguos molinos de agua abandonados a su suerte, que en su época de explendor dieron servicio útil a numerosas personas.

Subida a las piscinas naturales

El acceso a esta maravilla de la naturaleza es relativamente sencillo:

Partimos de los semáforos situados en el centro de Pobra y cogemos la carretera que sube, la gue lleva hacia la zona del Lagar. En la segunda parte de la curva que nos encontramos en forma de S, tenemos unos indicadores que nos ayudarán en el camino. Allí donde las carreteras se separan deberemos seguir de frente (carretera de la derecha) y seguiremos esa carretera, siempre subiendo hasta que se termine. Deberemos pasar por encima de un puente sobre la vía Rápida y al lado de la Iglesia de Santa Cruz de Lesón y un poco más adelante, un hermoso crucero con más de 4 siglos de vida, perfilado en granito del Barbanza.

Al final de la carretera encontraermos una explanada, donde tendremos que dejar el automóvil si subimos en uno hasta allí. Luego hay dos opciones, las dos aconsejables pero quizá la más sencilla sea la que se inicia a mano izquierda por un sendero que tiene la base hecha con hormigón y que parece que vuelve hacia atrás en el camino (tranquilos, pronto da una curva que ya les llevará casi derechos a las piscinas). Durante el camino hacia las piscinas pasaremos por un Puente Medieval que todos recordamos como 'romano' y los restos de un antiguo Convento, el de A Miserela, del que tan sólo podemos imaginarnos su forma.

Por supuesto, después del largo camino recorrido, podemos darnos un refrescante baño y utilizar la caída en cascada del agua del río para recibir un relajante masaje que nos dejará como nuevos.